lunes, 9 de marzo de 2015

¡Apoyo a mi hijo activista!

El día de ayer estaba con mi esposo y platicábamos sobre las diferentes puntos de vista, o la forma como cada persona puede ver las cosas, entonces salió el tema de las manifestaciones. Me decía de que yo me quejo sobre las manifestaciones pero que incluso los manifestantes tienen su punto.
Y como no quejarme de éstas si en los últimos años hemos vivido en Oaxaca y Chilpancingo, las ciudades donde recientemente se han dado las peores manifestaciones. Pero como le dije a mi esposo, yo no me quejo de las manifestaciones en sí, si no de la  forma como se han estado dando. Es realmente desesperante el querer salir por las mañanas a hacer tus pendientes y no tener la certeza de llegar a tiempo a la escuela por tus hijos y es que la vialidad en estas dos ciudades no es precisamente la mejor del mundo, pero ese será otro tema a discutir. 
Hace unos meses hubo una manifestación muy grande que pasó frente a mi casa, iban a Casa Guerrero, residencia oficial del gobernador del estado, en verdad estuve a punto de hacer mi cartel y salir con ellos o mínimo ofrecerles un poco de agua, cuando de pronto empezaron a lanzar piedras y palos hacia los oficiales que estaban ahí, definitivamente los manifestantes les ganaban por mucho en número, soy testigo de que quienes empezaron la violencia fueron los manifestantes y tengo que subrayar que fueron las mujeres quienes iniciaron, sobra decir el tipo de palabras que gritaban y la forma como se expresaban y que por cierto eran "maestras", como pudimos salimos los vecinos a guardar los carros porque obviamente no respetan a nada ni a nadie. 
Le dije a mi esposo si esa era el tipo de manifestación que quería que apoyara y por supuesto que me dijo que no, pero me hizo una pregunta ¿Te has puesto a pensar que harías si alguno de nuestro hijos decide ser activista?
Aquí en Guerrero han criticado mucho a los padres de los 43 desaparecidos, una de las cosas que dicen es que dónde estaban cuando sus hijos se "robaron" el camión con el que fueron a Iguala o porqué lo permitieron. A partir de ese momento yo como mamá me formulé la misma pregunta que mi esposo me hizo ayer ¿Que haría si alguno de mis hijos decide ser activista?
Con todo lo que está pasando yo misma quiero ser activista, y creo que muchas personas en México tienen el mismo sentir, queremos un cambio, queremos un mejor país para nosotros y nuestros hijos, pero ¿Qué es lo que está pasando? Que no todos estamos en igualdad de circunstancias.
Es muy fácil apoyar las manifestaciones de lejos, en una ciudad tranquila en la comodidad de tu casa, posteando "que es injusto lo que se hace a los manifestantes", cuando no sabes lo que realmente está pasando, estas manifestaciones no solo generan violencia, paralizan la ciudad y su economía. Bloquean las calles así que la gente no puede abrir sus negocios o ir a trabajar, no puedes ir al súper porque no sabes si te dejarán encerrado ahí por horas, no puedes salir a pasear porque te pueden quitar tu carro, no puedes llevar al parque a tus hijos porque no sabes que puede ocurrir. Y lo peor del caso es que la mayoría de los manifestantes no saben el porqué están ahí, unos dicen una cosa, otros dicen otra y es cuando te das cuenta que su líder tiene un motivo personal y al final del día, logrando este objetivo olvidará de la gente que "alborotó".
Y entonces queda la pregunta ¿Que haría si mi hijo decide ser activista?
Lo apoyaría al 100%, ¿quiere hacer un cambio? Perfecto, pero para eso tendrá que estar preparado, tener los estudios adecuados, seguir con los valores que le hemos inculcado, le aconsejaría entrar a la política y una vez estando ahí luchar por lo justo y no olvidar nunca sus principios, ver por todos y no solo por su beneficio.
¿Suena a cuento de hadas? Pues hagámoslo realidad, ¿no nos gusta lo que tenemos? Pues adelante, manifestémonos, pero todos juntos, sin violencia, hagamos el cambio, pero preparémonos, no salgamos a la calle a aventar piedras, gritar majaderías, destruir nuestras ciudades cuando ni siquiera sabemos el porqué.
No apoyemos manifestaciones violentas y menos desde lejos, cuando no sabemos la realidad de las cosas.
¿Queremos un cambio? Manifestémonos, pero de la forma correcta, hagamos algo, empezando por nosotros mismos, no culpemos al gobierno de todo, porque al fin de cuentas es muy cierta la frase "tenemos el gobierno que nos merecemos".
Y si alguna vez nos ponemos todos de acuerdo y logramos manifestarnos, no olvidemos el motivo, no lo desvirtuemos y al final como mamá apoyaría esta manifestación porque quiero un futuro mejor para mis hijos.


lunes, 2 de marzo de 2015

Cuidado con las adicciones

Creo que una buena técnica para empezar a escribir, es sacar los demonios que llevamos dentro, y tengo que confesar que inicié una nueva adicción.
Hace tiempo que me  siento muy agotada, entre la casa, mis hijos y mi marido, llega un momento que no puedo mas y tengo que tomar una siesta, el problema es que la siesta la tomo después de que se van todos al trabajo y a la escuela y me cuesta mucho volver a levantarme.
Un día estando en una junta de padres de familia le comenté esto a una amiga y me recomendó tomar "algo", le dije que no me gustaba -para mi era nocivo para la salud- y me insistió que lo hiciera, que ella lo hacía hasta ocho veces al día para poder rendir. La verdad es que hice caso omiso, además del cansancio no quería tener un problema mas, pero la realidad era que yo seguía sin rendir durante el día.
Le platiqué a mi esposo lo que me habían recomendado, y en ese momento el era de la idea de no hacerlo, al igual que yo también lo consideraba nocivo para la salud. Le dije a que estaba considerando ir a checarme, probablemente traería algún problema o algo que me estuviera haciendo falta, entonces el me recomendó una "pastilla" que a su vez le habían recomendado para "tener energía" durante el día. Empecé a tomar la dichosa pastilla, la verdad no me deba energía, pero si noté que estaba menos irritable durante la tarde, no sé si era efecto placebo, pero si esto me ayudaba a estar tranquila con mis hijos -sobre todo durante las horas de tarea- pues entonces la seguiría tomando.
Un día durante la clase de gimnasia de mi niña me quedé dormida, de pronto escuché la risita de mi hija diciéndoles a sus amiguitas "mi mami se quedó dormida", me dio mucha pena, en eso llegó otra amiga, le platiqué que me sentía muy cansada, que necesitaba hacer algo, y ella también me recomendó tomar "algo".
Ya eran varias personas que me recomendaban eso pero yo me rehusaba a hacerlo -¡que pasa con este mundo!-.
Al siguiente día en la mañana le platiqué a mi esposo que nuevamente me habían recomendado tomar ese algo y cual fue mi sorpresa al enterarme que el se estaba sintiendo tan cansado que había empezado a hacerlo -en el trabajo me sentía muy agotado, así que empecé a tomarlo y me ha dado mucha energía, me siento muy activo- me dijo.
Al escuchar a mi esposo, esa mañana decidí hacerlo, pensé que no me iba a gustar, pero al probarlo sentí un gran placer, el sabor era fuerte, ya antes lo había sentido, pero muy delicioso, tengo que mencionar que hice mi propia mezcla, y nuevamente no sé si fue efecto placebo pero de inmediato me dio mucha energía, ya no tenía sueño, hice todos los pendientes de mi casa, seguí con cosas que había estado posponiendo y hasta me sentí creativa, ahí fue cuando decidí empezar a escribir. 
Cuando me lo terminé me di cuenta que si causa mucha adicción pues inmediatamente quería otro, me controlé, sabía que no lo necesitaba por el momento, así que seguí con mis labores. Le hablé a mi esposo y le platiqué que lo había hecho, se sorprendió. Durante la tarde empecé a sentir nuevamente el cansancio así que decidí volver a hacerlo, la energía volvió y terminé mi día sin irritaciones -supongo que por la pastilla- y sin necesitar ninguna siesta.
¡Esto en verdad crea adicción! Lo hago por lo menos dos veces al día, incluyendo mi pastilla, trato de no hacerlo el fin de semana, pero es un gusto y un placer, ha sido tal nuestra adicción que estamos considerando comprar un aparato que lo tendrá listo a la hora que lo necesitemos, sin tener que esperar los minutos que nos lleva hacerlo nosotros mismos.
Aunque algunos expertos digan que esto es nocivo -otros muchos opinan lo contrario- yo por mi parte lo seguiré haciendo, es algo que acabo de descubrir, me llena de energía y además lo disfruto enormemente, así que con permiso, me voy a tomar otro delicioso café para poder seguir escribiendo.
Que tengan bonito día y a los adictos a esto, pues !que disfruten mucho su café!

P.D. Ah por cierto, la pastilla de la que tanto hablo no es mas que vitamina B12. ¡Que disfruten su día!





martes, 24 de febrero de 2015

¿Que pasará con Miguel?

Debido a la naturaleza del trabajo de mi esposo tenemos que cambiar de ciudad constantemente, y el que se ve un poco mas afectado por esto es mi hijo mayor, tiene 8 años y aunque trata de ser amigable al principio, después se cohíbe y batalla en adaptarse y hacer amigos.
En nuestro último cambio llegamos dos semanas después de iniciadas las clases así que pensé que esto le sería mas difícil aún, pero para mi sorpresa llegó el primer día de clases y me dijo que tenía ya un amigo, que se llamaba Miguel y que estaba muy contento.
Durante los primeros días le preguntaba como le iba, si se seguía juntando con Miguel y que como se estaba adaptando, yo lo veía contento pero ya con cierto enfado.
Un día llegó y me dijo que su amigo Miguel lo molestaba mucho (mi hijo tiende a ser molestado por los niños debido a su carácter) y que ya no quería juntarse con el, así que le dijimos lo que siempre le hemos dicho, "si no quieres juntarte con el ya no lo hagas o habla con el y dile que por favor no te moleste".
Pasaron los días y seguíamos preguntándole como le iba, nos decía que unos días bien y otros no tan bien pues Miguel seguía de "molestón". Le seguimos insistiendo que se alejara o se defendiera.
Al cabo de un mes fuimos a una excursión por parte del colegio, y ahí nos encontramos a Miguel, yo vi que llegó con su abuelita y el niño se veía contento, mi hijo se le acercó y fueron a explorar juntos el museo, de pronto mi hijo regresó conmigo y me dijo que ya no quería estar con Miguel, que lo había molestado, así que le pedí que se quedara conmigo y seguimos explorando juntos el museo. Entramos a un lugar donde estaba oscuro y cuando salimos nos topamos con Miguel que venía con dos niños más, y cual fue mi sorpresa que delante de mi Miguel le dijo a mi hijo "¿que, te portaste como gay?", al escuchar esto me molesté mucho y le dije que si seguía molestando a mi hijo ahí o en otro lugar iba a hablar muy seriamente con su abuelita. No sé si mi reacción fue la correcta, pero mi primer pensamiento fue, ¿si este niño hace esto delante de mi, que no hará cuando no haya un adulto presente? Cuando le dije esto puso una  cara de asustado y me dijo que no volvería a molestar a mi hijo. Por supuesto yo no me quedé nada tranquila pero también me llamó mucho la atención la reacción del niño, así que el siguiente lunes le comenté al maestro lo que había pasado y el me platicó que efectivamente, habían estado teniendo muchos problemas con Miguel. 
Cabe mencionar que mi hijo tiene unos sentimientos muy nobles, así que el se sentía obligado a juntarse con Miguel porque fue su "primer amigo" en la nueva escuela. Un día llegó muy contento y nos platicó que el estaba enseñando a Miguel a comportarse bien para que los demás chicos lo quisieran, lo corregía al hablar (a no decir groserías) y le enseñaba a tratar bien a las niñas. Eso me dio gusto y pensé que esa podría ser una buena dinámica entre los dos, sin embargo a los pocos días regresó enojado porque Miguel lo seguía molestando.
Un día que fui a recoger a mi hijo a la escuela me topé con Miguel y su mamá, no los vi de frente, iban delante de mi y ya no alcancé a hablar con ella, pero me dolió mucho ver como lo iba regañando, diciéndole que siempre era lo mismo con el, le decía lo mal que se portaba, solo escuché cosas negativas de ella hacia él y por supuesto la carita de Miguel era de tristeza. Así que le pregunté nuevamente a mi hijo que como iba con Miguel, y me dijo que mal y entonces se nos ocurrió (a mi esposo y a mi) proponerle a nuestro hijo que invitara a comer a Miguel, pensando que a lo mejor si él veía que aquí le daríamos un buen trato con cariño podría cambiar su actitud con nuestro hijo y a lo mejor ayudarle en su forma de ser. Mi hijo no dijo nada, y al siguiente día que llegó de clases me dijo que había hablado con Oscar (el psicólogo) y que el le había dicho que nadie ni nosotros podíamos obligarlo a invitar a su casa a alguien que el no quería. Eso me llamó mucho la atención,  sobre todo que ya no tuviera la confianza de decirme que no quería invitar a Miguel, platiqué con el y le pedí que cualquier cosa que pasara me lo dijera y si no quería invitar a Miguel no teníamos porque hacerlo. Lo vi mas tranquilo, pero eso solo me decía que seguía teniendo problemas con el niño.
Algunos días después platiqué nuevamente con el maestro y el nos dio una cita con la coordinadora. Ella ya había visto el problema y tenía antecedentes de Miguel y la amistad con nuestro hijo, así que nos dimos un mes, ella vería la situación en la escuela, mediaría las cosas y nosotros en casa seguiríamos platicando con nuestro hijo para que no se dejara molestar. La coordinadora platicaba a diario con ellos, a mi hijo le decía que si el no quería juntarse con alguien nadie lo debería obligar, que ningún amigo debía molestarlo, y sobre todo que debía hablar, es decir, defenderse de los demás (prácticamente lo mismo que nosotros le hemos estado diciendo en casa). A Miguel le decía que dentro de la amistad hay límites, que no debía ofender a sus amigos y que cuando alguien le dijera basta, hasta ahí debía llegar con sus "bromas".
Después de un mes tuvimos otra entrevista, al parecer las cosas se habían calmado y estábamos un poco mas tranquilos, pero justo una semana después mi hijo llegó muy enojado, ya no quería regresar a clases porque Miguel lo estaba molestando nuevamente y le había dicho una palabra muy fea, esta vez delante de mi hija y otros amigos. Tuvimos que ir a hablar con el maestro, nuevamente, el ya se había enterado de la situación y nos comentó que a Miguel lo habían suspendido (ya lo habían hecho anteriormente), pero esta vez por dos semanas y que probablemente ya no regresaría al colegio.
Cuando el maestro nos dijo esto no pude evitar que me salieran unas lagrimas delante de él, mi esposo iba conmigo y cuando llegamos a casa me abrazo fuerte y comencé a llorar, lloré mucho, lloré toda la mañana y aún cuando pienso en Miguel sigo llorando.
No es que sea una persona masoquista y quiera el maltrato para mi hijo, por una parte me sentía tranquila por él, pero no podía evitar sentirme triste por Miguel. En todo este proceso tan largo nunca hubo la disposición de su familia por ver que se podía hacer por Miguel, por lo que me hace pensar que como todos los niños que molestan en clase, debe tener un problema en casa. Miguel es tan solo otro niño mas que necesita amor, ¡es un niño, por Dios! ¿Y que pasa si su único lugar seguro era la escuela? ¿Se le quitó a Miguel su único lugar seguro en el mundo, su refugio, su esperanza?
No sé realmente por lo que esté pasando Miguel, con todo esto que pasó también me pongo a pensar, ¿que podemos hacer nosotros como sociedad para ayudar a este tipo de niños? ¿Debí insistir para que viniera a comer y que pudiera vivir aunque fuera por un momento un poco de tranquilidad? ¿Debí acercarme y platicar con Miguel y darle por lo menos un abrazo?
También me hizo reflexionar y realmente ya no me preocupa tanto mi hijo, el siempre nos tendrá a su lado y contará con nuestra confianza. Se que encontraremos siempre un "Miguel", y nosotros, su familia, estaremos al pendiente, apoyándolo. Pero, ¿que pasará con Miguel? Ahora no sé donde está Miguel o por lo que esté pasando, pero le pido mucho a Dios que el esté bien, y le pido mas que encuentre el amor que le hace falta.